Desde inseguridad hasta daño a la salud pública son dos de al menos seis daños que causan los traficantes de animales silvestres. En Bolivia hay 70 especies en peligro por culpa del comercio ilegal.
Los animales que caen en manos de los traficantes tienen un solo destino: la muerte. Y en caso de sobrevivir, las posibilidades de volver a su hábitat son casi nulas. La IUCN (National Committee of the Netherlands) publicó el estudio Una evaluación de fauna silvestre. La caza y el tráfico en Bolivia y Surinam. El trabajo recopiló 94 casos (desde 2003 hasta 2018) de tráfico silvestre tanto en mercados internos como aeropuertos y la oficina de correos de Bolivia.
Entre los daños provocados por este negocio ilegal están el asesinato a otros animales. Por ejemplo, cuando los cazadores buscan a las crías de una especie, casi siempre matan a la madre.
Para Mariana Da Silva, responsable de tráfico internacional de Fauna Silvestre de la fundación Wildlife Conservation Society-Bolivia, el tráfico ilegal de fauna silvestre muchas veces está liderado por individuos y redes de crimen organizado, las que están asociadas a otros crímenes, como la venta ilegal de armas que causan inseguridad y afectan a la vida local.
“Hay una relación entre crimen organizado y seguridad”, dijo. “Por ejemplo, en partes de África, donde hay tráfico de especies silvestres, hay áreas altamente peligrosas y hay una mortalidad alta de seres humanos”, explicó el investigador del CEDIB (Centro de Documentación e Información Bolivia), Marco Gandarillas.
Según el especialista, los grupos que trafican especies silvestres tienen una logística grande, que desborda el control del Estado.
Otro impacto negativo del negocio ilegal de animales silvestres es el atentado a la salud pública. Según expertos, por ejemplo, la caza ilegal de felinos grandes y pequeños provoca el incremento de roedores que ponen en riesgo a los comunarios.
El tráfico de vida silvestre afecta también a la gobernabilidad de las comunidades indígenas. “Sus oportunidades de vida y bienestar dependen de los recursos naturales, por lo que el tráfico de vida silvestre limita estas formas de vida legítimas”.
Casos que alarman
El 16 de mayo de 2009 se encontró en la ciudad de El Alto la piel y la cabeza de un caimán; una cabeza, piel y huesos de jaguar; y una cantidad no especificada de huesos de pájaro lira (un ave exótica). Todos provenientes del bosque chimán (Beni). Este caso es el número 16 de una larga lista.
Después del narcotráfico y el tráfico de armas, el tráfico de animales silvestres se cataloga como el negocio ilegal más lucrativo, aseguró Vicky Ossio, fundadora de Senda Verde.
Debido a su geografía, Bolivia cuenta con una gran biodiversidad que la convierte en blanco de grupos organizados que lucran con el tráfico silvestre, explica el informe de IUCN.
Según Da Silva, las especies de animales silvestres víctimas de tráfico se dividen en grupos. “De acuerdo con datos de decomisos, producidos por la dirección general de biodiversidad y áreas protegidas, que es parte del Ministerio de Medio Ambiente, un primer grupo estaría compuesto por loros, parabas, lagartijas, iguanas y tortugas. Hay otro tipo de tráfico más local que igual es importante que consiste en el tráfico para proveer carne de monte, amenaza a ciervos, tapires o chanchos de monte, algunos primates que se consumen a nivel local”, dijo.
“Hay otro de mascotas que afecta a otras aves y grupos como primates. Hay otro tipo de tráfico relacionado con actividades folklóricas y afecta a grupos como los quirquinchos”, añadió.
Las principales víctimas para el tráfico internacional son las tortugas, loros, parabas, escarabajos e insectos. El jaguar, ya no como grupo, es una especie que causa gran preocupación por su papel en el medioambiente y por la cantidad de casos registrados en los últimos años.
En la lista figuran animales como el caimán, perico de corona azul, boa común, tarántula, polilla, ocelote, escarabajos, llamas y vicuñas entre otros. Muchos fueron encontrados en grupos; de otros se registraron piezas del cuerpo.
“Las rutas son muchas, incluyen ciudades intermedias, centros de ciudades grandes, y las fronteras, también son otros lugares con una ausencia significativa de la presencia del Estado”, acotó Gandarillas.
El informe indica que en el país sólo se cuenta con 50 policías encargados de la protección de la vida silvestre. Pertenecen a la Policía Forestal y Preservación del Medio Ambiente (Pofoma) y son asignados a las ciudades capitales de los nueve departamentos y a las provincias.
“En 2002, un oficial de la Policía Forestal comentó sobre la muerte de caimanes en áreas remotas: ‘Podemos llegar a pie y (los comerciantes) saldrán en helicópteros o aviones ligeros, o por barco por los ríos. Sabemos que están haciendo esto, pero ¿qué podemos hacer para detenerlo?’”. La escena resume la situación de la Policía Forestal.
De acuerdo con Da Silva, muchas veces los traficantes desconocen cómo tratar a los animales. “No saben cómo alimentarlos y cuál es su clima adecuado. Mueren de hambre, de sed y de estrés”. Durante los viajes sufren golpes.
https://www.paginasiete.bo/sociedad/2019/2/11/trafico-de-animales-silvestres-ocasiona-al-menos-seis-danos-208709.html
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